"(No) impongáis más preceptos que los que yo he establecido para vosotros, y no deis ninguna ley, como el legislador, para que no seáis atenazados por ella". Dicho esto, partió.
INTERMEDIO
Ellos, sin embargo, estaban entristecidos y lloraban amargamente diciendo: "¿Cómo iremos hacia los gentiles y predicaremos el evangelio del reino del hijo del hombre? Si no han tenido con él ninguna consideración, ¿cómo la tendrán con nosotros?". Entonces Mariam se levantó, los saludó a todos y dijo a sus hermanos: "No lloréis y no os entristezcáis; no vaciléis más, pues su gracia descenderá sobre todos vosotros y os protegerá. Antes bien, alabemos su grandeza, pues nos ha preparado y nos ha hecho hombres". Dicho esto, Mariam convirtió sus corazones al bien y comenzaron a comentar las palabras del Salvador.
sábado, 25 de julio de 2009
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